jueves, 25 de agosto de 2011

“EN EL RESTAURANTE”


“EN EL RESTAURANTE”

Carmen y Antonio me habían recibido en su restaurante como a un hijo desde el primer día, eran muy afables y cariñosos; Carmen cercana a los cincuenta, era de mediana estatura, de cabellos rubios y ojos verdes, siempre vestía con una blusa blanca adornada con un lazo granate al cuello, una falda negra, y zapato de tacón, era la dueña del restaurante y la jefa de sala; Antonio era moreno con ojos castaños, el pelo ya encanecido, un poco más alto que Carmen, era el cocinero y por lo que me había enterado, se habían casado hacia quince años, poco después de que él comenzara a trabajar en el restaurante, no tenían hijos, aunque nadie sabía muy bien el por qué, yo trabajaba abajo en la cocina, con Antonio y con Julia la otra cocinera, teníamos una puerta que daba acceso directo a un callejo, subías unas escaleras y ya estabas en la calle principal, normalmente nosotros entrabamos por allí, pues llegábamos antes que nadie, y por esa misma puerta entraban los suministros para el almacén que estaba pegado a la cocina, de vez en cuando salía a respirar un poco de nicotina al callejón,

Antonio siempre me insistía en que debería dejar de fumar, si aun no había comenzado lo fuerte Julia me acompañaba, era una mujer de poco mas de 30 años, prima segunda de Carmen, morena de ojos negros y con unos kilitos demás, estaba separada y tenía dos niños que estaban con sus padres en España, yo cuando no estaba pelando patatas o picando verdura para las ensaladas, estaba fregando cacharros a destajo, el restaurante funcionaba muy bien.

Yo trabajaba los sábados y domingos, y por la semana estaba un chico brasileño, por lo tanto en la cocina el idioma oficial era el Gallego, mi primera obligación los sábados era llegar con el Marca, tenía que comprarlo en un quiosco a la salida de Notting Hill Gate, y después bajar hasta Earls Court, Antonio le echaba un vistazo con el café de la mañana, antes de ponerse a trabajar y después de comer lo releía en profundidad, yo en la cocina veía cosas raras, al principio lo achaque al trabajo, cosas casuales, pero después ya me parecían demasiadas casualidades, entre Antonio y Julia, había roces no necesarios, miradas picaras, pero no suponía que pasase de ahí, un sábado que se había quedado a dormir Jenny, madrugamos pues ella debía de regresar temprano que tenía un evento, y llegue antes de tiempo al restaurante, la puerta estaba abierta, entre y escuche unos quejidos desde el almacén, me acerque despacio, pues pensaba que había entrado alguien a robar, la puerta estaba un poco entreabierta, y allí estaban Antonio con los pantalones bajados, y Julia casi sin ropa en plena faena, me quede unos segundos anonadado, sin saber muy bien lo que hacer, decidí salir otra vez en silencio, subí las escaleras que llevaban a la calle principal, encendí un cigarro y me quede pensando, no tenía ni idea de que hacer, deje pasar un buen rato antes de volver, a mi regreso baje haciendo bastante ruido, allí estaban preparando el café, le di el marca a Antonio, tome mi café y me puse a trabajar, no dije mucho durante el resto de la jornada, y me daba vergüenza mirarles, después de verles de una forma tan intima, nunca más volví a llegar antes de tiempo.

Algún tiempo después, cuando atravesaba por Kensington Gardens, vi a Antonio con julia paseando muy abrazaditos por el jardín Italiano, ellos no llegaron a verme, pero me daba pena por Carmen pues era una mujer estupenda.

Cuando tiempo después decidí regresar a España, Carmen me dijo que el lunes fuese a cobrar, que comiese allí con todos como despedida, los Lunes era el día que Antonio libraba, y se iba a jugar todo el día a golf con unos amigos al club, después de comer los compañeros me hicieron unos regalos, y poco a poco se fueron marchando, Carmen me mando subir al despacho que estaba arriba, -Espérame arriba que ya subo a pagarte lo tuyo,- allí solo había estanterías una mesa con una silla, y un sofá con una mesilla, ella a veces subía a echarse una siestecita allí, eso lo sabíamos todos, preferí esperar de pie, pues en realidad aquella era la segunda vez que subía allí, al poco entro ella con una bandeja dos cafés y un par de chupitos, nos sentamos y me estuvo preguntando que tenía pensado hacer, que si no encontraba nada en España allí seria siempre bien recibido que siempre tendrían un sitio para mi, de repente comenzó a llorar, me miro con lagrimones en los ojos, y me soltó un –Se que sabes lo de Antonio y Julia, el día que los pillaste abajo yo estaba saliendo del restaurante cuando te vi bajando las escalera, me metí en el coche y te vi como volviste a subir en menos de un minuto.- me quede boquiabierto, mirándola como un bobo, me conto que hacía algún tiempo que sospechaba que Antonio tenia a alguien, pero no pensaba que era su prima, aquel día lo había seguido y los había visto abajo, ella no supo como racionar y prefirió marcharse del local en aquel momento, lloraba amargamente abrazada a mí, yo no sabía cómo reaccionar en aquel momento, me agradeció mucho que no lo hubiese divulgado entre los compañeros, no sé como sucedió todo pero de repente me encontré con Carmen besándome, y en un nada ella estaba encima de mí, sin parar de besarme, las manos dentro de mis pantalones, la falda en la cadera y antes de que dijese nada, comenzó a cabalgar de una forma salvaje, incluso haciéndome daño, cuando por fin acabamos, se levanto tapándose rápidamente, se acerco a la mesa saco un sobre con mi nombre y me lo entrego.-Va algo más de dinero, yo sé que no andas sobrado y que lo vas a necesitar mientras no encuentres algo allá.- se abrazo a mí y me dio las gracias por todo, me fui muy avergonzado y sin abrir el sobre.

En las navidades siguientes ella vio a pasar unos días a España, me llamo y comimos juntos, me conto que había decidido divorciarse de Antonio, y reiniciar una nueva vida, entre nosotros no volvió a suceder nada, supuse que ella aquel día decidió descargar todas sus tensiones así, o lo hizo como venganza, nunca se lo pregunte, solo que cada vez que venía a España me llamaba y reservaba un día para comer o cenar conmigo.

César Gorín

17 de Agosto del 2011

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