jueves, 25 de octubre de 2012

“EL TRAGO”


“EL TRAGO”

Quería llegar temprano aquella mañana, sería el tercer día consecutivo que lo hacía, mi trabajo estaba en juego, y mi familia también, parecían haberse puesto todos de acuerdo en ponerme un límite. Estaba en la parada del bus, me temblaban las manos, y tenía la mirada fija en el bar de enfrente, que como todos los días abría a las 6:00 en punto, no dejaba de pensar en un trago, pero sabía que no podía. El bus aun tardaría casi diez minutos, así que cruce la calle en dirección al bar, y me quede parado frente a la entrada, mi cabeza no paraba, dudaba en todo, pensaba “un trago rápido no me hará daño” y al mismo tiempo me decía “si bebes un trago ya no podrás parar y lo perderás todo” entre, el dueño del pequeño bar me miro con cara sonriente, una copa en la mano y la botella de coñac en la otra.
-Buenos días Luis, ¿un copa?
Mi mirada debía delatarme, asentí con la cabeza, saque el euro con cincuenta y lo puse encima de la barra mientras Antonio me servía la copa, me quede mirándolo, lo toque, le di una vuelta, y seguía pensando, mis manos ya no temblaban, pero mi sed de alcohol me ahogaba, tenía en la boca la sensación de tenerla totalmente seca, estaba sudando a pesar de las bajas temperaturas existentes, y seguía dudando. En ese momento escuche el bus parar al otro lado de la calle, tenía unos segundos antes de que se fuese sin mí, mire la copa y me fui corriendo al bus.
Mientras me sentaba en el bus, no dejaba de pensar en el trago que acababa de dejar en la barra del bar, había podido aguantarme un rato mas, ahora quedaba el resto de mi vida peleando por no beber.

César Gorín

sábado, 20 de octubre de 2012

“IN THE MOOD”


“IN THE MOOD”

Estaba con mis recién estrenados galones de teniente, bailando en un permiso de fin de semana, sabíamos que pronto estaríamos en plena lucha con los Alemanes en algún lugar de Francia, la orquesta tocaba “In the Mood” de Glenn Miller, y la chica que me abrazaba tenía unos hermosos ojos color miel, así que esa noche tenía pensado divertirme con ella y probar mi suerte en el amor, cuando comenzaron a sonar las sirenas, todos comenzaron a dirigirse apresuradamente a la salida, corrían por la calle en dirección a los refugios anti bombardeos, cuando la explosión sonó al lado. Me vi de repente levantándome del suelo sin saber muy bien lo que había sucedido, deambulaba entre cuerpos tirados en la calle, y escombros de los edificios, y allí estaba ella, tirada en el suelo, con sus hermosos ojos color miel abiertos de par en par, me agache a mirar su estado, pero ya nada se podía hacer, solo cerrarle sus hermosos ojos y continuar.

Cesar Gorín

sábado, 13 de octubre de 2012

“EN LA BÚSQUEDA”


“EN LA BÚSQUEDA”

-Caminaba por aquel sendero en la búsqueda de lo incierto, la mentira mil veces contada y casi hecha realidad, buscaba una explicación lógica, pero aun no la había hallado, pero sabía que debía estar por algún lugar, estaba anocheciendo, la temperatura comenzaba a bajar vertiginosamente, y los sonidos de los animales nocturnos comenzaban a expandirse con rapidez, mientras los de los animales diurnos comenzaban a ser solo murmullos, no las tenía todas conmigo, porque lo desconocido siempre da miedo, al fin y al cabo los cementerios están llenos de valientes, ya casi no podía ver más allá de dos metros de distancia, cuando a lo lejos entre ramas y arbustos divise una luz, comencé a avanzar hacia ella, había en ella algo que no me gustaba, así que decidí esconderme detrás de unos matorrales desde donde divisaba el sendero a la perfección.
Juan tiro la colilla de su cigarro a la hoguera, mientras Pedro lo miraba absorto.
-Dime, ¿qué paso?
Juan cogió la botella de orujo y le pego un lingotazo.
-Según se iba acercando la luz, comencé a ver una serie de sombras detrás de ella, pero no podía decir lo que eran, hasta que llegaron a mi altura, el primero llevaba un quinqué, el que le seguía una cruz, el siguiente un cubo con algo dentro, y los que les seguían iban como monjes, de repente se pararon a mi altura.
Juan pego otro lingotazo a la botella, y Pedro ya desesperado le empujo el hombro
-Pero ¿qué paso?
-Que de repente el que iba delante se giro hacia mí, y me dijo “Juan sal, hoy sabíamos que vendrías, y nosotros hemos venido a por ti, a que te unas a nosotros, te esperábamos hace tiempo” entonces se saco la capucha y era Enrique de Fornelos, que debe de llevar muerto como diez años.
Juan le metió otro trago a la botella, Pedro estaba pálido, Juan se levanto y entonces Pedro pudo verlo bien a la luz de la vela que tenia justo a su derecha, sus ojos estaban vidriosos, sin color, su piel amarillenta, y su cara llena de arrugas, se asusto, nunca había visto así a su hermano.
-Ahora soy uno de ellos Pedro, ahora soy uno de ellos, y vendrán a por mí en breve, así que no salgas esta noche.
En ese momento unos golpes sonaron en la puerta al tiempo que se escuchaba “Juan es la hora te estamos esperando” y Juan se dirigió hacia la puerta al encuentro de lo que había buscado.

César Gorín
13 de Octubre del 2012

“UNA HISTORIA COTIDIANA”


“UNA HISTORIA COTIDIANA”

Después de recorrer el acantilado hasta su extremo más occidental, Helen se quedo mirando al mar un buen rato, mientras pensaba en su vida. Había estado cientos de veces en aquel mismo lugar a lo largo de sus 45 años, sintiendo el mar golpear 300 metros más abajo, contemplando la fuerza con la que la mar erosionaba un poco más las rocas cada día,
Sintiendo la constante lucha entre agua y tierra. Así era su vida diaria, una constante lucha contra los elementos que la rodeaban y erosionaban poco a poco, un ex marido Alcohólico, un par de hijos que seguían los pasos de su padre, y su trabajo en la pequeña fábrica del pueblo, la soledad, y la tristeza, solo rota por las visitas ocasionales que le hacia Lester, el agente de seguros con el que mantenía en los dos últimos años una relación, pero que después de un polvo rápido, ponía pies en polvorosa para correr junto a su mujer, y ella volvía a quedarse sola.
Regreso a su casa a una escasa milla de los acantilados, la casa que siempre había sido de sus padres y a la que volvió tras su separación, a los que cuido hasta su muerte, de eso ya hacía más de seis años, y donde crio a sus hijos hasta Roy se fue a vivir con su novia, y tuvo que echar a Peter, que le pego un puñetazo un viernes por la noche, tras llegar bebido como cada dos por tres. Ya había aguantado las palizas de su ex marido y no estaba dispuesta a aguantar las de su hijo.
Luck su fiel compañero, correteaba delante de Helen, olisqueando aquí y allá y meneando el rabo, ese viejo Setter que había sido de su padre, era el único que le daba cariño incondicionalmente, el que cada mañana la acompañaba al trabajo, y a la salida estaba esperándola a la puerta, que cada domingo por la mañana la acompañaba a la iglesia, la esperaba sentado a la puerta y hacían el recorrido hasta el cementerio donde dejaba algunas flores en las tumbas de sus padres, y continuaban de regreso hasta casa. Su padre le había puesto ese nombre en honor a Luck Skywalker, pues en sus últimos años se había hecho un autentico fan de “la guerra de las galaxias”.
Tras el paseo, mientras hacia la cena, Luck se acostaba en la puerta de la cocina, observando cada uno de sus movimientos, y solo se levantaba cada vez que a Helen le caía algo, para ver si era un trozo de comida, mientras Helen cenaba, simplemente se acostaba debajo de la mesa con la cabeza apoyada en los pies de Helen, esperando paciente a que Helen acabase y le dejase las sobras para él.
Una mañana cuando Helen se levanto, le extraño que Luck no viniese inmediatamente a darle los buenos días, al entrar en la cocina lo vio postrado bajo la mesa, pronto se dio cuenta de que estaba muerto, sus lágrimas comenzaron a rodar, descolgó el teléfono para informar de que estaba indispuesta y que no iba a trabajar ese día.
Desde ese día cuando salía de la fábrica, miraba hacia donde Luck la esperaba paciente mente cada día, aunque sabía perfectamente que no había nada allí.

César Gorín
13 de Octubre del 2012

domingo, 7 de octubre de 2012

“¿A QUE HUELEN LAS ALMAS?”

“¿A QUE HUELEN LAS ALMAS?”

-Mama, ¿a que huelen las almas?-Rosa miro sorprendida a su hija, mientras paseaban por el parque, contemplando las primeras hojas caídas por el otoño.
-¿Porque me preguntas eso Ana?
-Porque me gustaría saber a que huelen las almas mama.
Rosa continuo avanzando en dirección a la fuente grande, con Ana agarrada de su mano.
-Depende cariño, huelen a muy diversas cosas, las hay que huelen a rosas, otras o incienso, otras a perfumes, y las que son malas huelen a caca, tienen olores desagradables, depende de cómo fuese la persona en vida.
Ana estaba seria y pensativa, cogida de la mano de su madre, caminaron un largo rato en silencio cruzando el parque en dirección a casa.
-Mama, ¿a que huele el alma de papa?-Rosa se sobresalto, ya hacía seis años que su marido había muerto en aquel trágico accidente aéreo, pero seguía echándolo de menos, aun Ana era un bebe, cuando ella estaba sentada a la hora de la comida y las noticia de un extraño accidente aéreo abrió el noticiero, un escalofrió le recorrió el cuerpo y el perfume de Juan la envolvió al instante, noto como algo la rozaba, cuando en casa solo estaba ella con la niña durmiendo en la cuna, y supo con certeza que ese era el vuelo de Juan.
-Mama, ¿a que huele el alma de papa?- volvió a centrarse en su Ana, sonrió.
-Supongo que a algo bueno cariño, o quizás a su perfume, no lo sé con certeza.
Ana corrió al baño de casa, se subió a la tapa del baño, y rebusco entre las estanterías, bajo con un frasco de perfume para hombre, lo destapo lo olio.
-Mama, por la noche mi habitación olía a esta colonia.
Rosa cogió el frasco, no recordaba haberse quedado con el después de hacer la limpieza de todas las cosas de Juan, pero aquel era el perfume que usaba Juan cada día.
Dos lágrimas comenzaron a rodarle por las mejillas, y al tiempo que se abrazaba a Ana, sus recuerdos de noches en las que de repente escuchaba la música del carrusel de la cuna de Ana, y ella estaba despierta sonriendo, mientras su habitación olía a aquel perfume se agolpaban en su cabeza.

César Gorín
7 de Octubre del 2012