domingo, 7 de octubre de 2012

“¿A QUE HUELEN LAS ALMAS?”

“¿A QUE HUELEN LAS ALMAS?”

-Mama, ¿a que huelen las almas?-Rosa miro sorprendida a su hija, mientras paseaban por el parque, contemplando las primeras hojas caídas por el otoño.
-¿Porque me preguntas eso Ana?
-Porque me gustaría saber a que huelen las almas mama.
Rosa continuo avanzando en dirección a la fuente grande, con Ana agarrada de su mano.
-Depende cariño, huelen a muy diversas cosas, las hay que huelen a rosas, otras o incienso, otras a perfumes, y las que son malas huelen a caca, tienen olores desagradables, depende de cómo fuese la persona en vida.
Ana estaba seria y pensativa, cogida de la mano de su madre, caminaron un largo rato en silencio cruzando el parque en dirección a casa.
-Mama, ¿a que huele el alma de papa?-Rosa se sobresalto, ya hacía seis años que su marido había muerto en aquel trágico accidente aéreo, pero seguía echándolo de menos, aun Ana era un bebe, cuando ella estaba sentada a la hora de la comida y las noticia de un extraño accidente aéreo abrió el noticiero, un escalofrió le recorrió el cuerpo y el perfume de Juan la envolvió al instante, noto como algo la rozaba, cuando en casa solo estaba ella con la niña durmiendo en la cuna, y supo con certeza que ese era el vuelo de Juan.
-Mama, ¿a que huele el alma de papa?- volvió a centrarse en su Ana, sonrió.
-Supongo que a algo bueno cariño, o quizás a su perfume, no lo sé con certeza.
Ana corrió al baño de casa, se subió a la tapa del baño, y rebusco entre las estanterías, bajo con un frasco de perfume para hombre, lo destapo lo olio.
-Mama, por la noche mi habitación olía a esta colonia.
Rosa cogió el frasco, no recordaba haberse quedado con el después de hacer la limpieza de todas las cosas de Juan, pero aquel era el perfume que usaba Juan cada día.
Dos lágrimas comenzaron a rodarle por las mejillas, y al tiempo que se abrazaba a Ana, sus recuerdos de noches en las que de repente escuchaba la música del carrusel de la cuna de Ana, y ella estaba despierta sonriendo, mientras su habitación olía a aquel perfume se agolpaban en su cabeza.

César Gorín
7 de Octubre del 2012

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