“AL COLE”
-¡No quiero ir!- Jeremías gritaba
cogido de la mano de su madre camino del colegio, medio a rastras, medio a
saltos, con la cara enrojecida de la rabia. Margarita ni se inmutaba y tiraba
de él como si se tratase de una mula. Era la pelea de cada día.
Tras pasar la puerta del colegio y
cuando ya Margarita había desaparecido, repentinamente Jeremías dejo de llorar,
recogió la cartera que segundos antes había tirado al suelo y avanzo por el
pasillo como si nunca hubiese sucedido nada.
Margarita tras avanzar unos metros por
el patio del colegio, saco un pañuelo del bolso, y se seco los dos lagrimones
que le estaban rodando por las mejillas, cada mañana era la misma escena, pero
ella sabía que tenía que mantenerse fuerte ante los ojos de Jeremías, en el
momento en el que la viese flaquear un poco, estaría perdida y en vez de durar
un par de semanas las escenas, durarían meses.
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