“año cero, día uno”
Sonó el despertador como cada día, aun
a oscuras extendí mi mano y lo apague, como cada puñetero día me levante y me
puse las zapatillas, salí de la habitación y recorrí el pasillo hasta la
cocina, puse la cafetera y la radio, me extraño que no sintonizase ningún canal,
me tome el café, una ducha rápida y como todos los días salir apurado para el
trabajo,
En el coche tampoco conseguía sintonizar
ninguna emisora de radio, así que puse un compact.
Los sábados a primera hora casi no
había tráfico, pero aun así llevaba diez minutos sin ver ni un solo vehículo
circulando, tampoco ningún joven que regresase de fiesta, y aun menos algún madrugador
que saliese a pasear al perro.
Mi preocupación iba en aumento, apague
la radio, el silencio que existía solo interrumpido por el motor del vehículo comenzó
a asustarme, decidí cambiar el recorrido y pasar por la zona de copas para
echar una visual, los siguientes cinco minutos se me hicieron eternos, parados
en el semáforo solo a una calle de los locales de copas, seguía sin ver a
nadie, estaba a punto de estallar, abrió el semáforo y pise el acelerador a
fondo, al entrar en la calle no vi a nadie, los locales estaban abiertos, pero
no se veía movimiento, pare en medio de la calle, y comencé a recorrer los
locales uno por uno, en algunos sonaba la música en otros era silencio, pero
todos estaban vacíos. En mi desesperación comencé a recorrer la ciudad calle
por calle, sin ver a nadie en ningún momento, ya no importaban los semáforos,
ni las señales de stop. Pase horas y horas recorriendo la ciudad sin
encontrarme una sola alma, ya no me quedaban lágrimas.
Estaba parado frente a un cartel
luminoso, en el cual se podía leer 22 de Diciembre del 2012, 18:11 14º “BIENVENIDO
AL FIN DEL MUNDO”
César
Gorín
22 de diciembre de 2012