“UNA COPA DE VINO INSINUANTE”
La camarera me miro
desde la inmensidad de la profundidad del mar, con su mechón de pelo cayéndole
sobre un lado y sus pupilas danzando constantemente, derramo el vino dentro de
la copa al tiempo que me cantaba el menú, cuando se dio la vuelta vi como sus caderas
se bamboleaban suavemente insinuando un camino que llevaba directo a la
perdición, decidí tomarme el vino y continuar la senda que esas caderas habían
marcado.
César Gorín
15 de Julio del 2012
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