“UNA HISTORIA COTIDIANA”
Después de recorrer el acantilado
hasta su extremo más occidental, Helen se quedo mirando al mar un buen rato,
mientras pensaba en su vida. Había estado cientos de veces en aquel mismo lugar
a lo largo de sus 45 años, sintiendo el mar golpear 300 metros más abajo, contemplando
la fuerza con la que la mar erosionaba un poco más las rocas cada día,
Sintiendo la constante lucha entre
agua y tierra. Así era su vida diaria, una constante lucha contra los elementos
que la rodeaban y erosionaban poco a poco, un ex marido Alcohólico, un par de
hijos que seguían los pasos de su padre, y su trabajo en la pequeña fábrica del
pueblo, la soledad, y la tristeza, solo rota por las visitas ocasionales que le
hacia Lester, el agente de seguros con el que mantenía en los dos últimos años
una relación, pero que después de un polvo rápido, ponía pies en polvorosa para
correr junto a su mujer, y ella volvía a quedarse sola.
Regreso a su casa a una escasa milla
de los acantilados, la casa que siempre había sido de sus padres y a la que volvió
tras su separación, a los que cuido hasta su muerte, de eso ya hacía más de
seis años, y donde crio a sus hijos hasta Roy se fue a vivir con su novia, y
tuvo que echar a Peter, que le pego un puñetazo un viernes por la noche, tras
llegar bebido como cada dos por tres. Ya había aguantado las palizas de su ex
marido y no estaba dispuesta a aguantar las de su hijo.
Luck su fiel compañero, correteaba
delante de Helen, olisqueando aquí y allá y meneando el rabo, ese viejo Setter
que había sido de su padre, era el único que le daba cariño incondicionalmente,
el que cada mañana la acompañaba al trabajo, y a la salida estaba esperándola a
la puerta, que cada domingo por la mañana la acompañaba a la iglesia, la
esperaba sentado a la puerta y hacían el recorrido hasta el cementerio donde
dejaba algunas flores en las tumbas de sus padres, y continuaban de regreso
hasta casa. Su padre le había puesto ese nombre en honor a Luck Skywalker, pues
en sus últimos años se había hecho un autentico fan de “la guerra de las
galaxias”.
Tras el paseo, mientras hacia la cena,
Luck se acostaba en la puerta de la cocina, observando cada uno de sus
movimientos, y solo se levantaba cada vez que a Helen le caía algo, para ver si
era un trozo de comida, mientras Helen cenaba, simplemente se acostaba debajo
de la mesa con la cabeza apoyada en los pies de Helen, esperando paciente a que
Helen acabase y le dejase las sobras para él.
Una mañana cuando Helen se levanto, le
extraño que Luck no viniese inmediatamente a darle los buenos días, al entrar
en la cocina lo vio postrado bajo la mesa, pronto se dio cuenta de que estaba
muerto, sus lágrimas comenzaron a rodar, descolgó el teléfono para informar de
que estaba indispuesta y que no iba a trabajar ese día.
Desde ese día cuando salía de la fábrica,
miraba hacia donde Luck la esperaba paciente mente cada día, aunque sabía
perfectamente que no había nada allí.
César Gorín
13 de Octubre del 2012
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